Baño de Bosque – Guia Breve

Como prometido en el articulo publicado en este blog Baños de Bosque – Introducción, aquí os dejo un breve guía de baño de bosque. Es un texto muy resumido indicado para principiantes y, para personas que lo hagan sin guía. Si vas con guía este te orientará y, no haría sentido escribir un guía para tal.

Para iniciar la práctica de baño de bosque, debes buscar un sitio cerca de tu casa. Seguramente encontrarás algún lugar con tierra y árboles en tu zona, bien sea de residencia, de trabajo o de estudio y, podrás hacer de este tu “refugio silvestre” donde poder practicar los baños de bosque. Será bueno que sea, un entorno limpio, con agua y aire limpios y, cuanto menos intervenga el ser humano mejor. Pero, si vives en una zona muy urbana, como es una ciudad, quizás tengas que improvisar un poco. El lugar de tu terapia con la naturaleza puede ser una zona arbolada, un parque, un jardín, etcétera, eso sí, procura que sea una zona poco ruidosa y apartada de fuentes de contaminación. Para la práctica de baño de bosque tampoco es conveniente recorrer demasiado terreno, así que tampoco tiene que ser una parcela enorme. En un paseo de tres horas, nos bastará con recorrer 1,5 Km, incluso puede ser menos, bastante menos.

Si tu “refugio silvestre” está cerca de tu residencia, puedes visitar este lugar natural y especial para ti con mayor frecuencia. De todas las formas, los baños de bosque son beneficiosos, aunque se practiquen de forma ocasional. Estudios demuestran que los beneficios para la salud de ese contacto con la naturaleza tienen una duración de varios días, pudiendo durar incluso semanas. Un baño de bosque deberá durar al menos de 2 a 3 horas, pero, puedes acudir a tu “refugio silvestre”, aunque solo dispongas de 20 minutos.

Un baño de bosque deberá constar de 3 partes principales:

  1. Desvinculación de la rutina diaria;
  2. Respirar profundamente y conectar con la naturaleza mediante una serie de actividades sosegadas o “invitaciones”;
  3. Transición de regreso a la vida cotidiana.

Desvinculación de la rutina diaria

Creo que se puede generalizar sin caer en pecado, que todos nosotros estamos agobiados con larguísimas listas de actividades y cosas pendientes. Muchas de ellas, dependen de nuestros aparatos electrónicos, que nos facilitan la vida en un par de gestiones, pero que, por otro lado, nos mantiene prisioneros generándonos ansiedad y tensión.

Para darte un baño de bosque, no necesitas dejar el teléfono móvil en casa, pero lo mejor y es que lo pongas en modo silencio y no lo mires mientras dura tu paseo, mejor olvidarse de él. plantéate incluso usar el ajuste “modo avión” de tu teléfono como si fuera un “modo baño de bosque”. Una vez que hayas desconectado y te hayas preparado para disfrutar del lugar que elegiste, podrás empezar la segunda parte de tu baño de bosque, que es la principal.

Respirar profundamente y conectar con la naturaleza mediante una serie de actividades sosegadas o “invitaciones”

Inspira poco a poco hasta llenar de aires los pulmones, al tiempo que dejas que se expanda el abdomen. Detente unos instantes y luego expira suavemente.

La respiración profunda te relaja y te calma la mente, pero, también te conecta con la vida circundante. En realidad, estás inhalando el oxígeno que producen las hojas de las plantas que te circundan y, estás exhalando dióxido de carbono que esas plantas van a utilizar en el proceso fotosintético. Al respirar profundamente, sientes que se te relaja el cuerpo y percibes como empiezan a rebelarse las maravillas que te envuelven.

El baño de bosque puede hacerse de pie, caminando, sentado o tumbado en el suelo. Una vez que te hayas relajado mediante la respiración y, hayas despejado tu mente y tu corazón, quedarás abierto a los placeres de la presencia”. Quédate de pie o sentado en un lugar y céntrate en los placeres del momento, la sensación que te causa el aire en tu rostro, los sonidos del viento y de las aves y, también cualquier otro ruido más urbano de origen humano, la fragancia que emana de la tierra y de los árboles y, todos los deleites visuales que te rodean. En uno de estos momentos, tal vez te apetezca cerrar los ojos y, cuando los abras, imagínate que contemplas el mundo por primera vez.

Una vez que estes relajado y te hayas acomodado al entorno, percibirás y sentirás cosas que el ajetreo del cotidiano no te deja notar o advertir. Centra tu mente en lo que se mueve a tu alrededor, hojas que se mueven con la brisa, aves que cantan o sobrevuelan las copas de los árboles, una hormiga en el suelo, una mariposa, etcétera. Cuando te concentres de manera consciente en el movimiento de tu entorno, empezarás a sentir que eres parte de todo lo que ves. Esto puede sonar sencillo y obvio, pero en realidad es una experiencia que conlleva concentración y es muy intensa.

Deja pasar un poco de tiempo y, empieza a idear diferentes maneras de centrarte a través de los demás sentidos. Dedica un rato a dirigir tu atención a lo que oyes, bien sea los sonidos cercanos, bien sean los más distantes. Podrás sintonizar de manera especial con algún tipo de canto de pájaro, con lo sutil que son los cambios de viento, con el sonido del agua moviéndose.

También el olfato y el tacto son sentidos muy poderosos, las plantas emiten fragancias sutiles y, otras no tan sutiles, también presentan texturas muy diversas. Acércate todo lo que puedas para experimentar las maravillosas plantas que sustentan la vida en el planeta. Cuando te aproximes a las plantas y te familiarizas con ellas, también lo harás con los que van a visitarlas, sea para libar su néctar, para recoger polen de sus flores, los que van a alimentarse de sus hojas o sus frutos y luego esparcen sus semillas, contribuyendo así en el proceso vital de los ecosistemas.

Aprender a reconocer las ortigas y cualquier planta venenosa o urticante que puede causar algún daño es importante, para que así puedas disfrutar de las demás plantas. Deberás investigar un poco, bien sea por internet o por un libro, sobre las plantas de tu zona, mejor con fotos, para que aprendas a identificarlas.

A lo largo de tu baño de bosque podrás encontrar un curso de agua, fíjate en el sonido del agua, en su movimiento. Si tienes certeza que el agua es limpia, sumerge tus manos o pies.

Si en algún momento te llama la atención, una piedra, una rama o hoja seca, una concha, cógela y sostiene la en la mano, puedes incluso hacer una mándala con lo que encuentres. Si hay algo que te preocupa, te imaginas que le pides a la concha o piedra que absorba y retenga en su interior tus preocupaciones.

Una de las partes más gratificantes de un baño de bosque es la comunión con un árbol. Puede que en tu paseo no haya árboles, pero si un cactus, una roca, un tronco en la orilla del mar. Cuando encuentres tu árbol o elemento natural, dedícale un rato de tu atención. Entra en comunión con él de la manera que te sea más cómoda y gratificante. Si es un árbol, por ejemplo, siéntate con la espalda apoyada en su tronco, túmbate bajo sus ramas o trepa por ellas, dale un abrazo si te apetece. Quizás quieras hablar con el árbol en voz alto o en silencio y, luego escucharlo.

Durante el paseo terapéutico por el bosque, usa tu imaginación para concebir otras maneras personales y únicas de conectar con la naturaleza. Deja que el bosque te hable a través del corazón, de la mente y de todos tus sentidos. Puede que tu reacción a la belleza natural que te rodea sea de diversión, de alegría o de contemplación. Puede incluso, que a veces te sobrecoja una tristeza inexplicable. Concédete la libertad de responder a tu entorno y a las emociones y recuerdos que evoca la experiencia.

La naturaleza es muy potente, es capaz de remover muchas cosas en nuestro interior.

Muchas personas que practican baños de bosque finalizan la segunda parte con un rato solas, sentadas o tumbadas en el suelo, para empaparse con calma de belleza y de las maravillas del entorno, tales como, la tierra, los árboles, el cielo y, cualquier otro elemento de la naturaleza. Cuando llegues a este punto, puede que te asombre la comodidad que sientes al sentarte o tumbarte sobre la tierra, en exuberante harmonía con lo circundante. Puede que experimentes la sensación de que las aves y los demás animales se sienten cómodos con tu presencia. Con el tiempo tu relación intima con las plantas y animales de tu refugio silvestre irá aumentando. Cuando hayas pasado un buen rato en comunión con tu entorno natural, puedes pasar a la tercera fase de tu baño de bosque.

Transición de regreso a la vida cotidiana

La tercera y ultima fase del baño de bosque consiste en dedicar un rato a interiorizar lo experimentado, tanto en lo corporal, tanto en lo espiritual, con la finalidad de ayudarte con la transición de regreso a tu vida cotidiana. Si practicas el baño de bosque a solas, te puede ayudar a hacerlo el tomar una taza de té, beber agua o comer algo. También son opciones validas, recitar un poema, leer un texto que te inspire, cantar o escribir un haiku, etcétera. Puede que te apetezca sentarte en silencio a solas durante unos minutos, este puede ser el cierre meditativo perfecto para el cierre de tu baño de bosque.

El presente texto está inspirado en algunos en el libro “Disfruta de un baño de bosque” de Melanie Choukas-Bradley. Si de verdad quieres profundizar un poco más en este tema te aconsejo que leas el libro, es muy emotivo y, tiene unas ilustraciones de Lieke van der Vorst maravillosas.

A disfrutar de tus baños de bosque.

 

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Quim da Venda
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